Capítulo 500 ac y dc: Emprender, el Camino del Ser

Desde la niña que jugaba a emprender hasta la mujer que construye imperios de colaboración Desde que era una niña, mi mundo era un juego de negocios improvisados. Ollas convertidas en tesoros, piedras simulando mercancías valiosas... En ese pequeño universo, la magia del intercambio me fascinaba. Atender, ofrecer, ver la chispa en los ojos del otro... mi imaginación tejía mundos de posibilidades. Hoy, al recordarlo, sé que no era solo un juego: era el alma anunciando mi destino. Pero para entenderlo del todo, debo viajar aún más atrás, a las raíces de mi ser, donde la supervivencia fue mi primera maestra. Las visitas a mis primos en Bernal Oeste eran bocanadas de libertad. El riacho, con su aroma terroso, los yuyos danzantes y el canto del agua, mi Edén. Allí, frente a la casa de Don Berto, floreció mi primer "emprendimiento": un puestito callejero adornado con recortes de revistas y promesas de descuentos de cine. Pasaba horas nutriendo mis sueños, inventando formas de pr...